el vuelo de mis letras

Dificil

Decirte. Escribirte. Hablarte. Componerte.

Que se supone que se hace cuando lo sencillo se complica. Como se salta de un trompo en movimiento.
Como hago para que los recuerdos no comiencen a diluirse en mis manos.
La mañana se levanta y con ella se marchan uno que otro ayer.
Entonces ensayo el monologo que no me anime a decirte. Me repito que no debo olvidarme traerte conmigo o perderme con vos entre las sombra de los árboles.
Escribirte cosas en tu alma. Llenarte de vocales y consonantes que te sirvan para escribir en tu memoria el color de mis ojos, la forma en que caen las líneas de mi mano derecha, el timbre de mi voz.
Ensayar gestos. Miradas. Besos.
Quitarle al olvido cotidiano el color de tu remera, los tonos de la sombra de tus cabellos.
Que dificil resulta todo desde que me caí de tu corazón y no te diste cuenta.

Escribir.

Volar junto a palabras mal escritas, que se apropian de horizontes erráticos sin saber muy bien el lugar exacto donde llegar.
Echar vuelo con estas alas que no tengo. Pretender tocar el cielo cuando mis pies se imantan tercamente en este suelo.
Escribir es como pararme donde ya no hay donde ir y empujarme al vacío y colocarme alas invisibles que me salven de caer eternamente.
Caer pero sin hacerlo.
Volar entre y por mar. Ser pez. Sirena. Volar entre la tierra. Por entre las hojas. Volar entre pupilas ajenas. Ser sueño, espejismo. Ser una locura que crece y se agiganta.
Volar como la mujer que soy y como la que quisiera ser.
Volar con la esperanza de encontrar el inicio del arco iris, el techo del cielo, volar queriendo colgarme de la redondez de una luna llena.
Escribir es como un arma cargada que gatillo cuando quiero volarme la cabeza y salir de mi realidad.